11.11.08

La parábola del traje


Y siendo el maestro preguntado por sus discípulos sobre cómo conseguir una educación de calidad, este pasó a contar lo siguiente:

“Es como aquel hombre que al ver que su traje ya estaba deteriorado fue a un sastre a que le hiciera uno nuevo. Al entrar de dijo al dependiente que quería que le hicieran un traje, a lo que este respondió, a lo gallego, que cuánto se pensaba gastar.

Ante esta pregunta el hombre se pidió un traje de calidad excepcional, con el mejor corte, elaborado con la mejor lana inglesa y cashmere, y que al probárselo le quedara estupendamente. Ante el precio que este suponía el hombre comentó que no pensaba gastarse tanto dinero, que para vestirse de traje no necesitaba tanto dinero.

La segunda opción para el traje era un tejido que tenía peor calidad, que tendría peor corte y confección, lo que haría que le quedara algo peor, por lo que necesitaría algunos arreglos para que no se notaran las deficiencias. El precio de este traje era menor, pero aún así su coste era superior al dinero que el hombre se pensaba gastar.

Por último, el vendedor sacó una tela de peor calidad aún, pasada de moda y que no se le ajustaría bien al cuerpo, aún cuando con su maña y pericia se esmerara en su trabajo. Sin embargo, el precio correspondía con el que el hombre estaba dispuesto a pagar, así que fue el que encargó, y a pesar de las advertencias del sastre.

Semanas después, la persona que se encargaba de recoger los encargos del hombre y que estos cumplieran exactamente con lo que había pedido, fue a la sastrería a por el traje. Cuando el sastre sacó el traje y se lo enseñó, el encargado puso mala cara, acusando al sastre de no hacer bien su trabajo y de confeccionar un traje que haría que la gente criticara a su jefe, porque aunque iría de traje ni le quedaría bien ni iría a la moda.

Ante esto, el vendedor le respondió que no podía hacer más con los medios que podía utilizar, y que nunca podría hacer un traje de calidad suprema teniendo pocos materiales y, para más inri, los más baratos; esto no sería posible aún cuando recurriera a la extensa experiencia que atesoraba y utilizara horas y horas en el proceso de confección

Sin embargo, el encargado le amenazó con una hoja de reclamaciones y una denuncia en la OMIC, porque tenía que dar la máxima calidad siempre, independientemente de los medios de los que dispusiera; ante esto, el sastre sólo pudo intentar responder a lo que este le exigía, so pena de tener problemas, aunque en el fondo sabía que nunca podría lograr elaborar un traje con calidad suficiente para competir con otros trajes.”

Terminada la parábola, el gran maestro miró a sus discípulos y les dijo: “Ustedes sois como el vendedor, que con los medios que tiene intenta responder a lo que se le pide, aunque estos medios no sean los suficientes para responder con la calidad que se le pide (atender a la diversidad, programas de refuerzo, desarrollo de competencias básicas, etc.). Al resto de personajes y situaciones…….que cada uno le ponga nombre”.

9.11.08

De soledades y marginaciones


Reproduzco aquí, por lo interesante que me parece, la reflexión que hace en el editorial de la revista “Cuadernos de Pedagogía” su director, Jaume Carbonell. Reflexión que debe hacernos recapacitar, creo, sobre nuestra práctica docente y sobre el papel de los centros como compensador de las desigualdades sociales, y el papel que tienen las Administraciones educativas en cuanto a la dotación de recursos humanos, materiales y económicos, y la creación de marcos de actuación.
“De soledades y marginaciones”

Pablo, alumno de Primaria, termina la jornada escolar a las dos del mediodía, Por la tarde asiste a diversas actividades extraescolares: unas gratuitas, las menos, y otras de pago. De vuelta a casa, tras un descanso, hace los deberes con la ayuda de su madre, cuando dispone de tiempo, y otras veces le asiste un profesor particular.

Jesica también estudia Primaria y sale del centro a la misma hora, pero cuando llega a casa no encuentra a nadie. En su municipio no se ofrecen apenas actividades extraescolares gratuitas y su familia no puede costear las de carácter privado. Sus padres llegan por la noche cansados; además, debido a sus escasos estudios, poco pueden auxiliarla en sus tareas escolares. Y hay otros muchos Pablos y Jesicas – la cosa no va de sexos-.

Una reciente encuesta, promovida por la Fundación SM y otras entidades a 15000 escolares españoles de 6 a 14 años, llega a la conclusión de que uno de cada cuatro niños y niñas – el 27% para ser más exactos, cerca del millón – se siente sólo al llegar del colegio. Sin atención ni ayuda familiar. Para hacer los deberes, jugar o simplemente charlar. El fenómeno no es nuevo, y corrobora lo que otros estudios han confirmado sobre la llamada “generación de la llave”, como producto de una sociedad que ha perdido el espacio público de la ciudad para el juego infantil y la presencia adulta y que, al sentirse insegura, se encierra cada vez más en los espacios privados. Pero ahora dicho fenómeno crece en magnitud y se ceba con los hijos de los inmigrantes. Entonces la soledad se convierte en aislamiento social: uno de los mayores factores de riesgo para la marginación y la exclusión social.

Es igualmente sabido que el círculo de la desigualdad se reproduce fuera de escuela y que el entorno familiar y el nvel de estudios de los padres – sobre todo de la madre – es un factor que condiciona extraordinariamente el éxito o fracaso escolar del alumnado. Una precisión que no es baladí: lo condiciona pero no lo determina. Pues al igual que existen políticas educativa que favorecen la integración y movilidad social (España, - PISA dixit – es el segundo país en equidad educativa), también existen políticas públicas que inciden sobre el entorno familiar y social. Y que en algunos casos han obtenido, o podrían obtener en el futuro, resultados esperanzadores. Veamos cuatro ejemplo concreto.

Primero. La apretura de los centros escolares y de las instalaciones deportivas y culturales para la realización de actividades extraescolares y gratuitas o para el disfrute libre del ocio infantil, tratando de evitar tanto el mero aparcamiento como la actividad deportiva o de otro tipo que supone entrar necesariamente en competiciones o la mera prolongación de la escuela en otro espacio. (…)

Segundo. Revisar la conciliación entre la vida familiar y laboral, con horarios más flexibles, menos horas de trabajo y más productivas. Ello requiere, asimismo, un replanteamiento del calendario y la jornada escolar, un resabio de la civilización industrial (…)

Tercero. Políticas más formes de discriminación positiva: aumento del número de becas y de los recursos destinados a los programas de ayuda, refuerzo, estudio asistido y acompañamiento escolar al alumnado socialmente más desfavorecido que se está implementando en las diversas Comunidades Autónomas.

Y cuarto. Apuesta por modelos democráticos de inclusión y enseñanza comprensiva que promueven la participación de todos los actores de la comunidad educativa en el éxito escolar de toda la población escolar.