30.9.08

El espíritu de la Ley


Termina el mes de septiembre, acaba el mes de adaptación, no sólo del alumnado, sino también del profesorado.

Comienza un mes de mucho trabajo, ya que en los centros hay que marcar las líneas a seguir a lo largo de este (o varios) cursos. Especialmente, cuando con la nueva ley educativa y sus desarrollos legislativos se incluye dentro del currículo un nuevo elemento como son las competencias básicas.

Pero (siempre hay un pero) nos encontramos con que la gran mayoría de los docentes nos encontramos con un nuevo concepto que no conocemos en profundidad y ante el cual aún no estamos preparados, un concepto que tiene una gran importancia en el concepto de educación que se plantea desde esta nueva ley.

En términos generales, y a bote pronto, podemos decir que las competencias básicas son aquellos saberes, habilidades, procedimientos, etc que el alumnado deberá dominar al acabar la educación básica, y esto nos lleva a suponer que el alcanzar un dominio alto de las mismas supone un cambio mucho más profundo que sólo el de incluir un apartado más en las distintas programaciones, sino que implica una modificación de la metodología, especialmente en las actividades, y de la evaluación. Claro que esto nos lleva a cambios muchos más profundos a los que hay que enfrentarse, el problema (o la ventaja) es que existen multiples maneras de hacerlo (o no hacerlo).
Por ejemplo, a partir de ahora no sólo se trata de que nuestras alumnas y alumnos sepan sumar y para ello les llenemos las pizarras de algoritmos y más algoritmos, sino que además debemos conseguir que sean capaces de que ese conocimiento sea aplicado a la vida real, a las situaciones cotidianas. Hago un inciso para recordar que esto no es nuevo, muchos docentes ya llevaban a cabo esta forma de trabajo en sus aulas desde hace mucho tiempo, y casi la totalidad de ellos con magnificos resultados, a pesar de ser vistos de manera recelosa por otros muchas compañeras y compañeros.

Volviendo al principio, todo esto de lo que hablamos necesita de una formación, de un trabajo previo, de interés por parte de todas y todos, de lo que la ley llama "esfuerzo compartido", dotando al profesorado de recursos y una formación adecuada que permita llevar este espíritu de la ley a las aulas, tarea de la administración, y un interés para llevarlo a cabo realmente, tarea de los docentes.
Ah, y tiempo, una variable que casi nunca se tiene en cuenta, pero de radical importancia. Pienso que es mejor hacer algo bien con tranquilidad, aunque no se cumplan totalmente los plazos establecidos por quienes tenemos arriba en la escalera, que hacer algo deprisa y corriendo, de manera incompleta o defectuosa. Se necesita tiempo para leer, conocer, reflexionar, coordinar, y poner en claro qué queremos hacer y cómo.

Porque si al final no se dan estas todas estas premisas, pienso que, lo que acabaremos teniendo es el mismo perro que antes, pero con un collar distinto, un collar que al final será mucho más pesado.


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